La situación de la vivienda en la provincia de Almería refleja una profunda desigualdad territorial y social, influenciada por un modelo económico centrado en la agroindustria intensiva y el turismo estacional. Estos municipios turísticos enfrentan una creciente presión sobre el mercado de vivienda debido al auge de las viviendas turísticas. La proliferación de alojamientos para turistas ha reducido a la vez la disponibilidad de viviendas para residentes permanentes, elevando los precios y dificultando el acceso a la vivienda para la población local.
Un claro ejemplo es lo ocurrido en Almería capital, donde la Empresa Municipal Almería XXI ha construido 1 053 viviendas, de las cuales 150 son de alquiler. En la capital Almeriense se prevé aumentar la oferta de vivienda asequible hasta 2030, en colaboración con el Ayuntamiento, la Junta de Andalucía y el Gobierno de España. Aunque el acceso a las viviendas no está nada claro para las personas más necesitadas, de rentas bajas o con salarios medios.


Según un estudio municipal, en Almería ciudad existen aproximadamente 14 800 viviendas vacías, de las cuales solo unas 3 000 están disponibles en el mercado. En la capital almeriense, se estima que hay 929 viviendas turísticas registradas, una cifra inferior a la media nacional. El Ayuntamiento ha encargado un estudio para regular este tipo de alojamientos y prevenir problemas futuros.
La ciudad cuenta con aproximadamente 14 800 viviendas vacías, lo que representa el 14,6% del total. Sin embargo, solo una de cada cinco está disponible en el mercado, lo que limita la oferta de viviendas asequibles. Otro dato a tener en cuenta es que de las 1 053 viviendas construidas por la Empresa Municipal Almería XXI, sólo 150 de estas viviendas están destinadas al alquiler. Según el Ayuntamiento de Almería, se prevé aumentar la oferta de vivienda asequible hasta 2030. Por lo que, grosso modo, esto parece estar destinado hacer negocio con dinero público, en vez de dar una solución habitacional real a la población almeriense.
Níjar en pleno Parque Natural, zona turística en expansión y con una gran producción horticultora, la escasez de viviendas ha llevado a la formación de asentamientos chabolistas, como el de Atochares, donde residen alrededor de 400 personas, trabajadores jornaleros del campo en su gran mayoría, en condiciones inhumanas. El desalojo del asentamiento de cortijo El Uno, dejó a 60 residentes, muchos de ellos niños y niñas sin hogar, sin que se ofrecieran soluciones habitacionales adecuadas. Esta situación ha hecho que Níjar se haya convertido en el epicentro de los asentamientos agrícolas debido a la escasez de viviendas. La expansión de los invernaderos ha duplicado su superficie en 20 años, sin un desarrollo paralelo de infraestructuras habitacionales. Esto ha llevado a que miles de trabajadores migrantes vivan en condiciones precarias en asentamientos como el Walili, donde la falta de alternativas habitacionales perpetúa la vulnerabilidad de estos trabajadores y trabajadoras, convirtiéndolos en mano de obra barata para el campo almeriense. Más de 3.000 personas, en su mayoría trabajadores migrantes, viven en condiciones precarias en más de 70 asentamientos sin acceso a servicios básicos como agua potable y electricidad.
En poblaciones como Roquetas de Mar, Vera o Mojácar han experimentado un crecimiento del 27% en la oferta de viviendas turísticas en 2024, superando las 10.000 unidades. Esta tendencia ha contribuido al aumento de los precios de alquiler y a la dificultad de acceso a la vivienda para los residentes locales. Estos municipios turísticos enfrentan una creciente presión sobre el mercado de vivienda debido al auge de las viviendas turísticas. La proliferación de alojamientos para turistas ha reducido la disponibilidad de viviendas para residentes permanentes, elevando los precios y dificultando el acceso a la vivienda para la población local. Concretamente en el caso de Roquetas de Mar, el auge del turismo ha incrementado la demanda de viviendas para alquiler vacacional, reduciendo la disponibilidad de viviendas para residentes y elevando los precios del alquiler.
Vera presenta un 32,1% de viviendas vacías, lo que equivale a 2.408 propiedades. Además, el 20% de su inventario habitacional se considera de uso esporádico, reflejando una disonancia entre el uso y la necesidad habitacional.
En Mojácar, la creciente conversión de viviendas en alojamientos turísticos ha reducido la oferta de viviendas para residentes permanentes, contribuyendo al aumento de los precios y dificultando el acceso a la vivienda Podríamos estar hablando en estos caso de problemas de turistificación. El problema de la vivienda está ocasionando en la provincia de Almería que dos de cada tres municipios se encuentren en riesgo de despoblación, lo que plantea desafíos para la sostenibilidad de las comunidades rurales y la necesidad de políticas que fomenten la repoblación y el acceso a la vivienda.
En zonas rurales del interior, la despoblación ha llevado al cierre de negocios y a la falta de servicios básicos. Municipios como Castro de Filabres han pasado de tener varias empresas registradas a apenas una, reflejando la pérdida de actividad económica y la necesidad de políticas que fomenten la repoblación y el acceso a la vivienda. Son numerosos municipios del interior que se enfrentan a la despoblación, lo que lleva al cierre de servicios y a la falta de mantenimiento de viviendas, dificultando la atracción de nuevos residentes. Esta situación ha llevado a múltiples colectivos y asociaciones a denunciar la falta de políticas efectivas, para las personas, muchas de ellas mujeres y niños, que se ven obligados a malvivir en asentamientos chabolistas en la provincia de Almería y políticas destinadas a la despoblación de las zonas rurales en la provincia.