Profesionales de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario de Jaén han subrayado la importancia de la dieta mediterránea en verano como la mejor alternativa para la salud de la población. En este sentido, señalan la necesidad de adaptar la dieta a las altas temperaturas.
La dietista Rosario Romero ha explicado que, para combatir la deshidratación y la pérdida de minerales, se recomienda priorizar el consumo de frutas y verduras frescas, consumir preferiblemente platos ligeros y beber agua de forma constante. Es fundamental beber de seis a ocho vasos de agua al día, incluyendo zumos naturales e infusiones frías, poniendo especial empeño en personas mayores y niños pequeños, que tienen menor sensación de hambre y sed.
Junto a ello, Romero ha aconsejado cocciones sencillas, hervido o al horno, tomar frutas y ensaladas abundantes, además de evitar comidas copiosas y priorizar alimentos de temporada, que proporcionan vitaminas, minerales y antioxidantes, que protegen del sol y el sistema inmunitario.
Por otro lado, el bromatólogo del Hospital de Jaén José Rodríguez ha aludido a algunos pasos para el buen mantenimiento de los alimentos, como el control de la temperatura, mantenimiento de la cadena de frío, evitar la contaminación cruzada, colocando los productos crudos y elaborados en zonas distintas de la nevera.
También se ha referido a cocinar adecuadamente los alimentos y evitar los crudos, y finalmente, hacer un enfriamiento rápido de los alimentos cocinados, en caso de querer volver a consumirlos más tarde. El objetivo es prevenir las intoxicaciones alimentarias, que aumentan considerablemente en esta época del año debido a que el calor favorece la proliferación de microorganismos patógenos.
La interrupción de la cadena de frío puede ser una causa de infecciones tóxicas. Un simple trayecto en coche desde el supermercado a casa, si no se toman las precauciones adecuadas, puede ser suficiente para que un alimento refrigerado o congelado pierda sus propiedades y se convierta en un riesgo para la salud.
De este modo, es importante ser metódicos al hacer la compra: los productos refrigerados y congelados deben ser los últimos en ir al carrito y los primeros en ser guardados al llegar a casa. El uso de bolsas isotérmicas es una medida muy eficaz para mantener la temperatura durante el transporte.
Además, aunque todos los alimentos son susceptibles de verse afectados por el calor, hay algunos que requieren una atención especial por su composición. Los productos que contienen huevo crudo o poco cocinado, como mayonesas caseras, tortillas poco cuajadas o postres con huevo, son uno de los principales focos de bacterias como la salmonella.
En este sentido, es fundamental extremar la precaución al manipular y consumir estos alimentos para evitar riesgos para la salud. Los profesionales del Hospital Universitario de Jaén insisten en la importancia de seguir una dieta mediterránea equilibrada y segura durante el verano para mantener la salud y prevenir enfermedades.