Hay momentos en los que la historia se repite… pero esta vez con conciencia. La plantilla del metal en Cádiz, tras años de convenios firmados a espaldas de la clase trabajadora, ha dicho basta. Y no lo ha dicho en voz baja. Lo ha gritado en la calle, en los piquetes, frente a las fábricas. Ha dicho basta organizándose, plantándose y convocando huelga indefinida.
Y como siempre, la respuesta del sistema no ha sido diálogo, ha sido represión. Más de veinte trabajadores detenidos. Persecuciones en barriadas. Cargas policiales. Juicios exprés. Fianzas imposibles. Multas que no castigan delitos, sino que buscan disciplinar la dignidad.
Uno de los compañeros, detenido por ejercer su derecho a huelga, se enfrenta a una petición fiscal de prisión sin fianza y 40.000 euros. Otros tantos aguardan citaciones, procesos y sanciones económicas.
Mientras tanto, el sindicato mayoritario firma de madrugada, a espaldas de la plantilla, repitiendo la traición de 2021. Pero esta vez, no pilló a nadie por sorpresa. Esta vez, la huelga siguió. La calle respondió.
Por eso, hacemos un llamamiento a toda la clase obrera, a los pueblos, a la solidaridad real.

¡Colabora con la Caja de Resistencia!
Para que ningún trabajador tenga que pagar por luchar.
IBAN: ES3315500001290009777426
Concepto: HUELGA DEL METAL
Beneficiario: Coordinadora de Trabajador@s del Metal (CTM)
Cada euro es una herramienta. Cada aporte sostiene la huelga. Cada gesto ayuda a resistir la ofensiva contra quienes aún creen en la fuerza colectiva.
Porque lo que está en juego no es solo un convenio. Es la capacidad de la clase trabajadora de levantarse sin miedo.
¡Solidaridad obrera frente a la represión!
¡Ni un paso atrás!
Chema García, delegado sindical de CTM: «Esta huelga no nace de la nada. Viene de lejos»
Chema nos atiende por teléfono y nos cuenta la situación:
Venimos desde 2021 arrastrando un convenio firmado sin consultar a nadie, impuesto por el sindicato mayoritario, que cuatro años después sigue sin cumplirse. Ni mejoras, ni derechos, ni palabra cumplida.
En 2025, tras un año entero de negociaciones fallidas, vuelven a repetir la jugada: convocan huelga para cubrirse, firman por la espalda, y otra vez sin contar con las plantillas. Pero esta vez no les ha salido bien. Porque esta vez, aprendimos.
Gracias a la convocatoria paralela de CGT, los trabajadores tuvieron cobertura legal para ejercer su derecho a huelga y no comerse otra traición. A diferencia de 2021, esta vez nadie se fue a casa con el convenio ya firmado en la madrugada. Esta vez, resistimos. Esta vez, salimos a la calle.
Pero esa dignidad tuvo precio. Cada día de huelga ha traído represión: cargas policiales, detenciones, persecuciones en barriadas. Hemos visto compañeros encapuchados, detenidos por secreta, llevados al calabozo. Uno de ellos pasó la noche entera arrestado, y al día siguiente el fiscal pedía para él prisión sin fianza y 40 000 euros. ¡40 000 euros por luchar por nuestros derechos!
No hablamos de uno. Hablamos de más de 20 detenidos. Y hablamos de una caja de resistencia que es hoy nuestra herramienta para que nadie se hunda por hacer huelga. Hemos tenido que pagar fianzas, afrontar multas salvajes, asumir que por cada día de lucha, había quien salía perdiendo hasta 300 euros entre sueldo y Seguridad Social. No solo nos quitan salario: hay quien ha tenido que pagarle dinero a la empresa por ir a la huelga.
¿Y esto quién lo permite? Un Gobierno que se dice progresista mientras manda a la policía a golpearnos. Un Ministerio del Interior que responde con porras a quien exige un convenio justo. Esto no es casual. Es una ofensiva clara contra la clase trabajadora. Y más aún, contra los sindicatos que no se pliegan, los que no se sientan a firmar sin luchar.
Porque al sistema le viene bien el sindicato que firma rápido y calla. Pero cuando un sindicato decide organizarse desde abajo, con los trabajadores, el Estado responde con represión. No quieren que nos organicemos. No quieren que pensemos. No quieren que tomemos las riendas de nuestras vidas.
Por eso esta huelga es importante. Porque no es solo por un convenio. Es por nuestra dignidad. Por eso llamamos a toda la clase obrera, a los pueblos, a que nos apoyen. A llenar la caja de resistencia. A no dejar solos a los compañeros procesados. A no permitir que la represión nos aísle ni nos hunda.
Nada de lo que hemos conseguido como clase ha venido regalado. Las 8 horas, el derecho a huelga, el voto, la sanidad pública… todo se ganó luchando. Y esta lucha también es nuestra.
Que lo sepan: si tocan a uno, nos tocan a todos. No vamos a dejar que nos callen. Porque esta vez, aprendimos.