Tu Periódico —¿Cómo se lleva ser el parlamentario más joven?
José Manuel Jurado —Se lleva bien, la verdad. Creo que en este tiempo hemos conseguido que una parte importante del parlamento deje de mirarme con un sesgo paternalista. También la juventud, tiene sus cosas buenas y sus cosas malas dentro del parlamento, pero dentro de las cosas buenas creo que te da un mayor espacio al error. Aunque como te digo, siento que cada vez menos gente me percibe como «el niño del parlamento» como me llamaba mucha gente, y esto está bien.
TP —¿Y su nueva experiencia como padre?
JMJ —Es probablemente la experiencia más hermosa y más compleja a la que alguien se puede enfrentar. Yo siempre he querido ser padre, por lo que soy verdaderamente feliz, además mi hija está sana y fuerte, lo cual no puede generarme mayor alegría. Pero también es una experiencia compleja, para la que faltan herramientas. Los permisos de paternidad siguen siendo cortos, estamos muy lejos de países nórdicos como Suecia o Noruega, y sobre todo no tienen una explicación científica o biológica, sino que es puramente economicista. Quiero decir, a 16 semanas tienes que volver al trabajo, que es justo cuando los bebés tienen eso que se llama «regresión del sueño» que es que empiezan a generar melatonina y pasan unas semanas que prácticamente se despiertan cada 50 minutos porque empiezan a generar las fases de sueño ¿Qué sentido tiene que empieces a trabajar esas semanas que son las peores? Y luego la falta de guarderías públicas, te obligan a irte a la concertada, etc. Las políticas de familia deben caminar en la dirección de buscar una conciliación real y eso significa dos cosas: tiempo y dinero. Pero insisto, más allá de eso, ser padre es de las mejores cosas que te pueden suceder en la vida, sin duda.
TP —Esperabas llegar a ser parlamentario (con qué edad empezó en política)
JMJ —Empiezo por el final, yo empecé en política a los 15 años, he militado en el movimiento estudiantil, en organizaciones políticas, en el movimiento en defensa del derecho a la vivienda, entre otros. Jamás pensé en ser parlamentario, de hecho cuando me lo propusieron yo estaba centrado en la Universidad y mi tesis doctoral y en mis horas más bajas de militancia. Además, y esto lo digo en tono provocador, en un encuentro en Granada organizado mayoritariamente por juventudes del PSOE dije algo que, aunque provocador e irónico tiene algo de cierto: quienes a los 16-17 sueñan con ser cargos públicos, a los 50 años son unos fachas de tomo y lomo. A esa edad quieres cambiar el mundo, quemar las calles. Luego entiendes que hay otros caminos y aprendes los límites, pero creo que eso es así.
TP —Tienes fama de joven sano prácticas algún deporte (y por algún motivo)?
JMJ —No tomo ninguna droga, ni alcohol, ni siquiera tabaco, dejé de fumar hace ahora 3 años. Para mí el deporte es una parte fundamental de mi vida, he practicado muchos, fútbol, fútbol sala —donde llegué a debutar en división de plata siendo cadete—, kick boxing, gimnasio, crossfit y boxeo. El deporte me mantiene centrado, me ayuda a desfogar y a sentirme bien conmigo mismo, me ayuda tener la mente fresca y a socializar también con gente que piensa distinto a mí. Ahora practico crossfit y boxeo, el segundo porque es una de mis pasiones.
TP —¿Cómo ves tú la política andaluza? ¿…y a la izquierda andaluza?
JMJ —Creo que en la política andaluza hay una sensación de guerra fría entre una parte de la sociedad que está muy enfadada por cómo está todo, especialmente la vivienda y los servicios públicos y un gobierno atrincherado en una mayoría absoluta que no escucha a nadie y que acusa de «partidista» cualquier movilización que cuestione su ataque permanente a los servicios públicos. Tengo la sensación de que hay un magma que se mueve por debajo y que tiene nervioso al PP de Bonilla, mientras tanto vemos un ecosistema mediático chorreando pasta del PP por todos lados y ajeno a todo lo que haga daño a Bonilla, y un CanalSur completamente secuestrado por el PP andaluz como nunca antes lo habíamos visto y mira que era difícil superar al PSOE en eso.
Enlazo con esto la segunda pregunta: todos esos ingredientes encima de la mesa, dejan un escenario complejo pero abierto. Complejo porque no debemos hacernos trampas, Bonilla tiene una mayoría absoluta que le aporta una tranquilidad y un confort con el que puede seguir explotando esa imagen de suavón moderado que se ha creado y mientras Sánchez siga en la Moncloa, parece que esa estrategia de desviar la atención de todo aquello que está mal hacia un conflicto inventado con el Gobierno central parece estar saliéndole bien —sonríe y apunta: «yo creo que Moreno Bonilla hizo campaña por Sánchez en las últimas generales»—.
Pero por otro lado, también creo que la izquierda andaluza está en disposición de conectar con ese descontento generalizado que está provocando la política del PP andaluz. La dependencia, la sanidad, la vivienda y la educación están hechos trizas, e inaccesibles cada vez más para una gran mayoría de la población y eso genera enfado e indignación. Si desde la izquierda andaluza estamos capacitados para proponer un proyecto alternativo y explicar a la gente que todo esto está causado por Moreno Bonilla podemos tener una oportunidad de desbancar a la derecha en las siguientes elecciones. No hay que olvidar los casos de corrupción que están aflorando y una cosa más importante aún. Moreno Bonilla que ahora parece invencible es el artífice del peor resultado de la historia del PP andaluz y con eso gobernó la primera vez, lo que quiere decir que su suelo electoral es tremendamente inestable.
TP —Se te ha llegado a comparar con Anguita. ¿Quién era para ti Julio?
JMJ —Ya quisiera yo… Agradezco la comparación pero sinceramente creo que no hay comparación posible. Julio ha sido un maestro para mí; siempre que tengo una crisis existencial, que en política pasa mucho, recurro a Julio, sus entrevistas, sus libros. Yo empiezo en política por muchos motivos pero hay dos personajes que son determinantes para mí: Miguel Hernández y Julio Anguita. Cuando vi el discurso de Badajoz en 1999 se convirtió en un referente absoluto, a veces político y a veces moral.
TP —¿Qué opinas de Juanma Moreno ( y de María Jesús Montero)?
JMJ —No me gusta demasiado opinar de las personalidades como de los movimientos que les acompañan, pero bueno. Moreno Bonilla es un político de segunda fila del PP, un tipo que no es demasiado lúcido, pero que tiene algo que es importantísimo en política que es estar en el lugar indicado en el momento preciso. Como digo sacó el peor resultado de su partido y lo pusieron ahí igual que a Almeida, porque pensaban que se iba a dar un tortazo, como efectivamente se dio, pero la sorpresa del auge de Vox le situó de repente, ojo, como el primer presidente de la derecha europea en pactar con la ultraderecha. Desde entonces ha sabido rodearse de gente muy inteligente, eso sí, y tiene gente alrededor que han hecho de él un perfil amable, y aparentemente moderado, cuando hace políticas en muchos casos, más lesivas que las de Ayuso en Madrid, por ejemplo. También ha tenido la suerte de coger a un PSOE y una izquierda en descomposición, todos los elementos le han puesto el viento de cara.
María Jesús Montero según tengo entendido es una curranta, compañeras de estatal con las que he hablado siempre nos decían que era dura para negociar porque tenía todos los números en la cabeza. Más allá de eso, creo que tiene algo que me inquieta mucho, es una política profesional, cuando alguien se profesionaliza pierde el pulso de la calle, si es que alguna vez lo tuvo. María Jesús estuvo además en la cartera de Sanidad, donde las privatizaciones fueron brutales y allanaron el camino a lo que ahora está haciendo el PP. Tiene un problema el PSOE si su revulsivo es una señora que lleva décadas encadenando puestos.
TP — Imagino que te gusta la música ¿qué grupos o cantantes?
JMJ —Soy un apasionado de la música, me flipa, me encanta. Me encanta el flamenco, la música urbana, toda la música afroamericana, me encanta hablar de música y hablar con gente que sabe mucho de música.
Tengo muchos dependiendo del género: Camarón por supuesto, el Torta, Manolo Caracol o Pepe Pinto. Pero también Dellafuente, Cruz Cafuné, C Tangana, Faenna, Judeline, La Blackie, Juicy Bae, Choclock, Space Surimi, Percless, Elio Tofana, Dano, (risas). En inglés Frank Ocean, por supuesto Kendrick Lamar.
En fin, la música está permanentemente presente en mi vida. Te confieso un secreto, mi primer trabajo fue vocalista de orquesta. Ahí lo dejo.
TP —¿Y referentes políticos?
JMJ —Mis referentes políticos, algunos lo son y otros no, pero son faros morales, además tengo la suerte de que muchos de ellos los puedo llamar amigos: Por supuesto Julio Anguita, pero también Rafa Mayoral, Juan Grabois, Eduardo Galeano, Ofelia Fernández, Paulo Freire.
Como te digo algunos de mis referentes son amigos, a quienes consulto todo, y en quienes me apoyo siempre como: Sabela Vázquez, quien fuese responsable de juventud de Podemos, es para mí el mejor cuadro de nuestra generación una de las personas con la sensibilidad e inteligencia con la que he tenido la suerte de compartir militancia. Juan Carlos Aguilera, responsable de Stop Desahucios Puente Genil, uno de mis padres políticos, Rafa Blázquez una de las cabezas más importantes de Stop desahucios Córdoba. Son verdaderos referentes políticos para mí.
TP —¿Te gusta la Semana Santa ( se puede ser de izquierdas y capillita)?
JMJ —Es una pregunta sencilla y a la vez complicada. La primera: sí, me gusta la Semana Santa.
En la segunda me detengo un poco más. Sí, se puede ser de izquierdas y ser capillita, de hecho hay montones de personas que lo son. Se puede ser de izquierdas y ser religioso, hay montones de personas que lo son. Se puede ser de izquierdas, anticlerical, y religioso y además gustarte o no la Semana Santa. Con esto quiero decir, que esa lectura simplista que la izquierda, especialmente de Despeñaperros para arriba sobre la relación entre izquierda y religiosidad o izquierda y Semana Santa es absurda y no aguanta un análisis mínimamente serio.
Ahora bien, eso es una cosa, y otra cosa bien distinta es que vayamos a hacer de la Semana Santa desde la izquierda una suerte de bandera de la liberación del pueblo o un elemento subversivo, además de esa tentativa de determinados sectores de la izquierda andaluza que plantean la Semana Santa como la conocemos a día de hoy, como una tradición antigua de Andalucía con hondas raíces.
Tenía un profesor de Historia Moderna en la carrera, un tipo inteligentísimo, que decía: La Semana Santa tal y como la conocemos hoy en Andalucía no existiría sin el PSOE y sin Andalucía directo y por ahí van los tiros.
No es cierto que la Semana Santa como la conocemos hoy sea una tradición que venga de lejísimos en el tiempo, no hace falta recordar que hasta hace nada la mayoría de pasos salían a ruedas o con costaleros a los que les pagaban un jornal. La Semana Santa era un espacio de culto, introspectivo que tenía que ver mucho más con la penitencia que con la socialización que se da hoy.
Por otro lado, es cierto que las hermandades en muchos lugares son lugares de construcción de tejido social, pero no es menos cierto que en otros lugares son espacios de captación de extrema derecha, lo digo porque he trabajado años como camarero en esas hermandades y he visto como se ponía el Cara al Sol allí dentro por jóvenes y los mayores les reían las gracias, todos esos elementos son ciertos. Mitificar el papel de la Semana Santa como «algo popular» es faltar a la verdad, al menos hacerlo con carácter general en toda Andalucía, y también me parece inútil renunciar a disputar los espacios de construcción de tejido social que se generan en torno a algo que es tan religioso como pagano, tan popular como elitista, tan complejo como la sociedad misma.
TP —¿Qué tal se lleva con sus socios de coalición ( crees que estáis trabajando bien)?
JMJ —Tengo buena relación con todas, la verdad. Al principio fue complicado, pero el trabajo lo va reconduciendo todo y es así, no sólo yo, sino todos y cada uno de nosotros. Obviamente, las relaciones personales son mejores con unos que con otros, indudablemente, pero como en cualquier lado, ya sea trabajo o espacio de militancia. Pero el trabajo lo corrige todo. Te pongo como ejemplo el caso de la denuncia que interpusimos a la Junta de Andalucía por el caso de José Manuel Soto. Todos los actores de la coalición trabajamos para sacar adelante la información primero y luego llevar el asunto comunicativamente lo más lejos posible. Ese es un ejemplo, pero hay más, cada semana es así. Somos 5 diputadas y diputados, y poco personal técnico, o trabajamos juntas o no damos abasto.
TP —¿Qué es para ti Andalucía? ¿Cuál es tu opinión de Blas Infante?
JMJ —Para mí Andalucía es el sitio donde nací y donde están la mayoría de gente a la que quiero, es mi tierra en el sentido de que es la que me genera «pellizco» en el pecho. Es un lugar complejo lleno de gentes trabajadoras y de caraduras que hacen pozos ilegales, de gentes generosas y de corazón enorme y de élites de pelo engominado y pecho hinchado que piensan que Andalucía es lo que ellos dicen que es Andalucía y caricaturizan una tierra tan hermosa y plural como la nuestra. Andalucía es un inmigrante que llega en patera, es acogido y sale adelante, también son empresarios hortofrutícolas de Almería que explotan a inmigrantes aprovechando que no tienen papeles mientras los echan de los asentamientos chabolistas en los que viven.
Andalucía es una nacionalidad histórica como dice nuestro Estatuto de Andalucía y yo me siento afortunado de ser de aquí, no mejor que nadie, pero tampoco menos, afortunado de ser andaluz.
Pues creo que Blas Infante es una figura histórica esencial para entender Andalucía como nacionalidad histórica, creo es sin duda un símbolo en el presente y que fue una figura menos tenida en cuenta durante su vida. Un intelectual también plagado de contradicciones y que creo que reflexionaba con más preguntas que respuestas. También te digo, por ser un poco provocador, creo que hay gente reivindicando su figura que piensa que, de estar vivo Blas Infante, militaría en sus filas y yo creo que nada más lejos de la realidad.
En resumen, es un símbolo de nuestra Andalucía, padre fundador, que se ha convenido en llamar, es un represaliado franquista por creer que Andalucía era una nación y defender la libertad.
TP —¿Te consideras una persona familiar?
JMJ — Sí, absolutamente, ahora bien, entiendo la familia en un sentido amplio. Algunas de las personas más importantes de mi vida no comparten lazos sanguíneos conmigo, sin embargo son mucho más familia que algunos con los que sí los comparto. La familia entendida como la tribu, ese espacio que te genera seguridad, haya genética común o simplemente amor.
TP —¿Qué cambiarías del actual sistema político (te veremos en las próximas elecciones andaluzas)?
JMJ —Hombre, es obligado decir el sistema electoral, pero es una pregunta amplia.
Yo creo que hay una cosa clara, la democracia post II Guerra Mundial se funda sobre la base de los derechos humanos; y resulta que derechos humanos y capitalismo son incompatibles, ya que dentro del sistema capitalista: la vivienda no es un derecho, se puede hacer negocio con la sanidad, se puede pervertir la opinión pública comprando medios de comunicación y redes sociales y un largo etcétera. Por tanto es imprescindible para proteger la propia democracia sacar la mano del mercado de todos aquellos sectores que están protegidos por la declaración de los derechos humanos.
Para ello es importante también prohibir puertas giratorias, uno no puede gobernar en su beneficio propio presente o futuro. Democratizar espacios como la judicatura. Evitar la profesionalización de la política. Un sistema de tres tercios en los medios de comunicación, las empresas privadas no pueden controlar la opinión pública a su antojo, es un sinsentido.
Sobre si me verán o no en las siguientes andaluzas. Personalmente te diría que no, es un desgaste grande, además estoy en la edad de fijar mi puesto de trabajo para el futuro para evitar daños posteriores. Políticamente, creo que gran parte de lo interesante en el espacio emancipador de los próximos años, ocurrirá en los movimientos sociales y me apetece más militar ahí que en la institución, pero ante todo soy un militante y estaré donde se me requiera siempre que eso sea compatible con mi vida.
