Lo que a primera vista podría parecer una simple rareza arquitectónica es, en realidad, un caso único —y problemático— en toda Andalucía. En el municipio sevillano de La Algaba, el Instituto de Educación Secundaria Matilde Casanova se encuentra literalmente en medio del recinto del CEIP Vicente Aleixandre. Entre los tres edificios principales y las cinco aulas prefabricadas del colegio, emerge el IES con 350 alumnos, rodeado por otros 750 de infantil y primaria. Y no se trata solo de una anomalía urbanística: esta convivencia forzada está generando graves problemas de infraestructura, accesibilidad y organización educativa.
La comunidad educativa ha decidido decir «basta». Este martes han convocado una concentración frente al IES Matilde Casanova. El motivo: condiciones educativas indignas que se agravan con la llegada del calor y la falta de soluciones estructurales. Los problemas, acumulados durante décadas, abarcan desde el riesgo eléctrico hasta la imposibilidad de acceder a las aulas para personas con movilidad reducida.

1. Riesgo eléctrico persistente
La instalación eléctrica de ambos centros es compartida y fue señalada como deficiente desde 2003. A pesar de una intervención municipal en 2022 que resolvió solo las deficiencias más urgentes, los apagones son diarios. En 2021 llegaron incluso a producirse dos incendios en el contador de entrada de luz. El cableado, los enchufes y luminarias datan de los años 70, lo que provoca fallos constantes, desgaste de equipos y una inseguridad estructural inaceptable.
Desde 2003 se ha venido alertando de los problemas de la instalación eléctrica de ambos centros, la cual es compartida. Dadas estas deficiencias, que viene provocando continuos cortes de luz, en 2021 hubo dos incendios en el contador de entrada de luz del centro.
Dada esta situación se elaboró una inspección obligatoria que realiza un Organismo de Control Autorizado (OCA) donde se recogían las deficiencias eléctricas más urgentes, que fueron acometidas por el ayuntamiento de La Algaba en septiembre del 2022.
Se efectúa, por tanto, un arreglo de los elementos más urgentes; pero a pesar de ello las deficiencias en la instalación eléctrica continúan debido a su antigüedad; ya que tanto el cableado y demás componentes eléctricos (interruptores, enchufes y alumbrados) son elementos que siguen siendo los mismos en su mayoría desde que se construyeron ambos centros en los años 70, por lo que se producen continuos cortes de luz y hay elementos y fases de la instalación que no funcionan correctamente.
Los cortes de luz son continuos y diarios. Se producen no menos de dos cortes de luz diarios con los problemas que genera esta situación y el desgaste y posible rotura de equipos que ello supone.
2. Agua con fibrocemento y sin garantías
El suministro de agua también es motivo de alarma. En 2020 se detectó una rotura en la tubería principal, compuesta de fibrocemento, lo que causó un derrumbe parcial. Aunque se prometió su sustitución, cuatro años después sigue sin acometerse. La única prueba de potabilidad conocida fue realizada por la propia empresa suministradora, sin verificación externa.
En enero de 2020 se presentó un escrito en delegación sobre la rotura de la tubería que abastecía de agua al centro a través del patio exterior, dicha rotura causó un derrumbe y se pudo ver que la tubería estaba hecha de fibrocemento.
En el escrito se solicitó la sustitución de la misma, posteriormente se hicieron solicitudes a través del sindicato CGT e incluso hubo una pregunta parlamentaria sobre el tema. Desde la fecha se indicó verbalmente que habría una partida para sustituir dicha tubería y hasta la fecha no se ha realizado.
Se solicita que se hagan pruebas de potabilidad periódicas de agentes externos independientes; si bien hasta la fecha solo se cuenta con una prueba de la propia empresa que abastece el suministro.
3. Ventanas atornilladas y sin ventilación
Las ventanas del instituto Matilde Casanova —originales desde su inauguración, hace 50 años— presentan un deterioro tan avanzado que muchas han tenido que ser atornilladas para evitar desprendimientos. El propio centro ha podido sustituir 83 de ellas con fondos propios, pero aún quedan 107 por renovar. Sin posibilidad de abrir ventanas ni instalar aire acondicionado debido a la fragilidad eléctrica, las aulas se convierten en hornos durante el verano.
4. Ruido, aulas prefabricadas y tránsito forzado
El peculiar diseño del recinto escolar genera problemas constantes de ruido y organización. El alumnado del colegio Vicente Aleixandre debe atravesar físicamente las dependencias del instituto para conectar sus ciclos educativos, generando molestias a ambos centros y afectando gravemente la convivencia. Las clases se imparten entre barracones, patios y aulas separadas por un instituto que no debería estar ahí.
El IES Matilde Casanova se encuentra en el centro del recinto educativo conformado por dicho IES y el CEIP Vicente Aleixandre. Por tanto, dicho IES se encuentra rodeado por los 3 edificios principales y las 5 prefabricadas del CEIP Vicente Aleixandre.
Esta situación genera infinidad de problemas, especialmente de ruido; ya que es muy difícil dar clase en el instituti durante los tiempos de actividades en el exterior del alumnado del colegio.
A ello se añade la falta de espacio del colegio Vicente Aleixandre, el cual cuenta con 5 aulas prefabricadas dobles en los dos patios de los edificios de E. primaria. Esta falta de espacio genera dificultades a la hora de organizar los ciclos; ya que nos encontramos con ciclos que están divididos con alumnado en dos edificios que está separado por el IES.
Así pues, hay muchos problemas en los desplazamientos del alumnado del colegio, el cual debe atravesar las dependencias del IES para ir de un edificio al otro. Así, por ejemplo, si se efectúa una actividad para el alumnado de primer ciclo en la biblioteca del colegio, la cual se encuentra en el edifico de tercer ciclo, todo el alumnado del primer ciclo debe atravesar las dependencias del IES con los problemas que ello conlleva. Dichos desplazamientos son continuos; ya que como hemos comentado la falta de espacio ha provocado que los ciclos del CEIP Vicente Aleixandre se hayan tenido que repartir entre edificios que están separados por el IES Matilde Casanova y por ello el alumnado continuamente debe atravesarlo con los problemas de ruido y molestias que ello conlleva.
5. Barreras arquitectónicas sin solución
El IES carece de ascensor. Esto impide a alumnos con movilidad reducida acceder a laboratorios, talleres y aulas especializadas en la primera planta. En caso de accidente o lesión, el centro debe reorganizar por completo los grupos para reubicar al alumnado en planta baja, y los estudiantes del colegio Vicente Alexandre con necesidades motóricas severas no pueden matricularse en este centro, a pesar de estar adscritos a él desde infantil.
6. Riesgo en caso de emergencia
Uno de los módulos del IES, conocido como «El olivo», alberga seis aulas con una única salida de apenas un metro de ancho. La petición de una salida de emergencia adecuada fue desestimada, lo que deja a decenas de alumnos sin una vía de evacuación segura.
Concentración este martes
La situación ha superado los límites de la paciencia. La comunidad educativa de La Algaba —familias, docentes y alumnado— se moviliza este martes para exigir a la Junta de Andalucía y al Ayuntamiento una intervención inmediata. «No se puede dar clase con temperaturas extremas, sin ventilación y con un sistema eléctrico al borde del colapso», señalan desde el centro.
La concentración busca no solo visibilizar una situación límite, sino forzar soluciones antes de que el calor haga aún más insoportable lo que ya es, de por sí, un escenario inaceptable.