El monumento a La Desbandá, ubicado en el Fuerte de Carchuna (Motril), ha sido objeto de un nuevo acto vandálico. Esta vez, los atacantes han arrancado los carteles explicativos que narraban los horrores sufridos por cientos de andaluces y andaluzas durante la huida por la N-340, en febrero de 1937, bajo el fuego de la aviación y la marina franquista e italiana. El episodio, conocido como la «carretera de la muerte», se saldó con miles de personas asesinadas mientras intentaban escapar del avance fascista tras la caída de Málaga.
El acto vandálico ha sido denunciado por colectivos memorialistas, que ya han trasladado al Ayuntamiento de Motril la exigencia de una reposición inmediata de la cartelería destruida, así como la implementación de medidas de vigilancia que garanticen la protección del espacio. Los colectivos también interpondrán hoy una denuncia formal ante la Policía Nacional, a la vez que han realizado una denuncia pública, alertando de que «el odio fascista está campando a sus anchas» y señalando la escalada de agresiones contra la memoria democrática.




Cabe recordar que los paneles informativos vandalizados fueron colocados hace apenas dos meses, en febrero de este año, como parte de un acto de señalización promovido por asociaciones memorialistas y respaldado por la Junta de Andalucía, que declaró el Fuerte de Carchuna como Lugar de Memoria Democrática. La colocación de estos paneles tuvo que agruparse en este único emplazamiento, ya que el resto de ayuntamientos gobernados por el Partido Popular en el itinerario de la ruta memorialista —incluyendo los de Málaga, Vélez-Málaga, Nerja, Adra y Almería capital— se mostraron reacios a colaborar con la instalación de señalética memorialista en sus municipios.
Esta negativa ha concentrado aún más el simbolismo del Fuerte de Carchuna como uno de los pocos espacios públicos señalizados en recuerdo de La Desbandá, lo que lo convierte, según denuncian los colectivos, en un objetivo para quienes niegan o rechazan la memoria histórica. Para los colectivos de memoria, este ataque no es un hecho aislado, sino parte de una estrategia de invisibilización y negacionismo que busca borrar las huellas del terror franquista.