No hay sur sin acento, ni país sin pregunta.
«Voces del Sur» no nace para desenterrar leyendas ni para perfumar nostalgias. Nace para hablar con quienes aún tienen algo que decir, y no siempre encuentran dónde. Porque este sur nuestro —profundo, vivo, contradictorio— no cabe en el mapa ni en el tópico. Y mucho menos en las versiones dulces que otros han contado por nosotros.
Aquí no hay entrevistas decorativas. Cada una es un pequeño espejo roto. Preguntamos sin chaleco salvavidas. Escuchamos con la puerta abierta. Y a veces, claro, se cuela el frío.
No traemos consenso, traemos conversación.
No ofrecemos tribuna, proponemos territorio.
Y no venimos a representar al sur: venimos a dejar que hable.
Con preguntas que incomodan, con ternura política, con una certeza:
que no hay cambio sin palabras verdaderas,
ni futuro sin escuchar lo que arde en los márgenes.
Empieza la conversación.
Y no será de cortesía.