El ultramillonario Ken Billétez, propietario de todas los edificios de la ciudad, lleva durmiendo en la inhóspita calle desde hace dos semanas. Lo hace voluntariamente. Dice que es para sentir el pulso de la suciedad. Después, se quita una piel de plátano de la boca y repite, corrigiéndose: «¡de la sociedad!».
Posteriormente, se ha ido corriendo calle abajo, desnudo y untado en gelatina verde.