Andalucía se ha convertido en el negocio de las empresas privadas de sanidad. Empezó el Partido Socialista (PSOE) y está terminando esta operación el Partido Popular (PP). La salud ha pasado de ser un derecho a convertirse en un negocio muy lucrativo para unos pocos. Nuestra comunidad es la que tiene el menor gasto en sanidad por persona al año: 1 627 €. Para colmo, este verano nos anuncian que el 75 % de los hospitales cerrarán por las tardes, precisamente en la comunidad autónoma con menos personal sanitario: nos faltan unos 18 000 profesionales solo para equipararnos a la media nacional. Soportamos una bolsa de 250 000 pacientes en listas de espera quirúrgicas.
Pero no es solo sanidad. El desempleo es el otro gran mal de nuestra tierra. Doblamos la media estatal, con un 19,2 % de paro, y el empobrecimiento del pueblo andaluz se refleja claramente al comparar la renta media en el Estado español, que es de 31 700 €, con la de Andalucía: 23 882 €. Si hablamos del desempleo juvenil, rozamos un 41 %, pero lo peor es que el poco empleo que existe en nuestra tierra es extremadamente precario. La industria en Andalucía es mínima, por lo que la hostelería, el turismo y el campo constituyen las principales salidas laborales, con condiciones cada vez más deterioradas.
El nuevo motor andaluz, el turismo, está expulsando a las familias de sus barrios para que este modelo turístico de baja calidad y salarios precarios ocupe sus viviendas. Nos encontramos con 40 000 familias sin hogar en una comunidad donde no cesan los desahucios ejecutados por grandes tenedores y fondos buitre. Todo ello, en una tierra con más de 700 000 viviendas vacías, en su mayoría lejos de la costa —lugar donde se concentra el turismo y el poco empleo que se genera—, en la Andalucía interior y rural, donde el desempleo es aún mayor. No podemos olvidar tampoco que albergamos los mayores barrios marginales del Estado y los asentamientos chabolistas más extensos de todo el país.
En educación, Andalucía presenta uno de los ratios más altos de alumnado por aula y el mayor abandono escolar del Estado. Esto, en la tierra de Lorca, Gala o María Zambrano, entre muchos otros grandes escritores y pensadores.
Andalucía es pobre porque siempre interesó que fuera pobre. Mano de obra barata para la industrialización de las comunidades ricas del norte: Cataluña, Madrid o Euskadi. Mano de obra sin cualificar, obligada a emigrar. En sus pueblos, la miseria era mayor que las migajas que les ofrecieron esas comunidades industrializadas. Hoy, esa misma mano de obra barata emigra a la Europa rica.
Nada cambia, porque no interesa que cambie. Ni al PSOE ni al PP, esos dos partidos que se reparten el poder en el Estado y en la Junta de Andalucía cada cuatro años.