Una modesta propuesta para reconciliar eficiencia, familia y productividad global
por Gorka Fernández — ThinkTank para el Excedente Inútil
En un mundo donde todo escasea —el litio, el agua, la paciencia— no podemos seguir ignorando el más desaprovechado de nuestros recursos: la infancia improductiva. Faltan trabajadores, las patronales lo avisan cada dos telediarios, y se ven obligadas a recortar salarios. Démosles la solución: salarios por altura. Redistribución vertical. Este sistema, antes que una mochila austríaca,
Millones de niños y niñas pasan sus días entre juegos, dibujos animados y actividades escolares sin impacto directo en el PIB. Mientras tanto, nuestras fábricas languidecen, nuestros móviles se ensamblan con retraso y nuestras tabletas esperan, como almas sin cuerpo, el toque delicado de unas manos pequeñas que las hagan nacer.
Hemos sido demasiado blandos. Demasiado emocionales. La infancia ya no puede seguir siendo un santuario improductivo.
Es hora de dar un paso valiente hacia la eficiencia emocional:
regular el trabajo infantil, dignificarlo y celebrarlo como la nueva frontera de la economía circular.
Libertad es elegir
Nos han intentado vender que la explotación solo existe cuando hay dolor. Falso.
¿Acaso no es explotación madrugar para ir a clase, memorizar ríos y fechas, y volver a casa con ansiedad y deberes?
¿No sería mejor que ese mismo niño, en lugar de hacer raíces cuadradas, ensamblase sensores de huella digital en un entorno laboral gamificado y motivador? En nuestra cultura, el trabajo dignifica. ¿Por qué negárselo a los menores?
Como en la gestación subrogada, el secreto está en el relato: si una mujer sin recursos puede «elegir libremente» alquilar su útero por 35.000 dólares,
¿por qué un niño no puede «elegir libremente» aportar valor real a la sociedad en forma de precisión motriz?
Y si alguien se opone, que lo explique con lógica de mercado:
¿Qué vale más, un peluche o un iPhone?
Casos de éxito: manos pequeñas, sueños grandes
Foxconn ya lo entendió. Ellos no explotan: optimizan recursos humanos con enfoque descendente. En algunas de sus plantas, la tasa de microensamblaje por centímetro cuadrado supera cualquier estándar europeo. ¿Y la clave? Manos ágiles. Vocación temprana. Túneles carpianos aún por formar.
Desde Brasil a India, pasando por ciertas provincias españolas donde la infancia ya asume responsabilidades familiares antes de saber multiplicar, se está gestando una revolución laboral silenciosa.
Solo falta legalizarla. Monetizarla. Celebrarla.
Propuesta concreta: Early Labor Academy
Proponemos crear un entorno amable, con logotipos color pastel, juegos de luces LED y pausas cada 6 horas.
Un espacio donde los menores puedan experimentar el mundo productivo sin traumas, con supervisión algorítmica y salario simbólico canjeable en NFTs o promociones de TikTok.
Las funciones iniciales incluirán:
- Ensamblaje de componentes electrónicos de precisión.
- Etiquetado de ropa para Shein con frases en inglés mal traducidas.
- Revisión de contenido moderado para plataformas que no quieren pagar adultos.
- Pequeños lotes de minería de datos para entrenar a futuras IAs.
Conclusión: por un mundo mejor ensamblado
La infancia es un lujo. Pero también una oportunidad.
Y en un mundo donde se puede alquilar un vientre, comprar un óvulo, externalizar la crianza y suscribir emociones en Spotify,
¿por qué seguir negando a los niños su derecho a trabajar? Niños del mundo, uníos. Habéis nacido para brillar… bajo la luz blanca de la fábrica.
Dejemos de tratarlos como floreros emocionales.
Manos pequeñas, móviles más pequeños. Países más grandes.
Propongo que mi sobrino empiece esta misma semana. Es creativo, obediente y aún no sabe lo que es una baja médica.
Si no encaja, siempre podemos reenfocarlo hacia la industria del gaming terapéutico o la publicidad afectiva.
NOTA editorial: evidentemente, este texto, que se inspira en «Una modesta propuesta» de Jonathan Swift está, como aquel, escrito en clave satírica, por lo que no debe tomarse literalmente. El autor, y este medio, denuncian las prácticas abusivas que implican tanto la gestación subrogada —en cualquiera de sus formas— como el trabajo infantil y otros métodos de explotación que violen los derechos humanos.