Cierto es.
Se está cometiendo una inmensa injusticia y un maltrato con Diego, la CUT y otros compás por un manifiesto que cometen «el delito» de pedir UNIDAD, en un tiempo donde vuelven muy malos tiempos en blanco y negro.
Soy murciano, tierra que fue territorio andalusí hace cientos de años. Probablemente habréis visto en vuestras pantallas de televisión o móvil las cacerías racistas y nazis en el pueblo jornalero de Torre Pacheco, hace unas semanas. Ahora estaréis viendo el veto a la comunidad árabe en Jumilla y, para colmo, seguramente habréis conocido la muerte de la jornalera magrebí habitante del mismo municipio.
En esta tierra antes andalusí estamos viviendo un dolor colectivo grandísimo y una gran preocupación por el futuro. Dicen que la Región de Murcia se ha convertido en laboratorio de la extrema derecha y vamos a dar la batalla. Tenedlo claro: no hay duda. Y lo veréis en las mismas pantallas donde habéis visto todo lo anterior.
La resistencia se está organizando, ya está en marcha y en este contexto es necesaria la unidad política, cultural y social. Esa unidad ya se ha ido forjando en el Parlamento Regional, en la coalición Podemos–IU Verdes, y no me entra en la cabeza que alguien de Madrid quiera romperla, que no podamos reforzarla ni ampliarla para las próximas autonómicas.
También hay alianzas sociales tejidas que han costado mucho crear y que gozan de muy buena salud. Estas alianzas son la base inicial de la resistencia murciana y cartagenera, pero hay que ampliarlas en todos los barrios, en todos los pueblos y comarcas, en todos los centros de trabajo y de estudios.
Lo que pase en Andalucía, para bien o para mal, nos afectará a todos los territorios del sur del país. Por eso he firmado el manifiesto, y porque he recorrido Andalucía en los últimos años, desde los inicios de la lucha contra los desahucios, diferentes huelgas laborales y otros conflictos que sería muy largo de contar.
Y sí, soy de Podemos, militante de base. No tengo cargos ni títulos, ni los necesito. Tengo el recuerdo lleno de orgullo de los actos y asambleas en los que estuve, en diversas ciudades de todo el país, con Diego. No se me olvidará la reunión que se celebró en Córdoba con Julio Anguita, Diego y otros compás del SAT y del Frente Cívico. De ahí, y de la iglesia de Borromeo en Vallekas, salió la idea de tomar las carreteras andando hacia Madrid. Las Marchas de la Dignidad, sí, donde se hizo un encaje de bolillos tan grande como el que hay que hacer ahora.
Tanto de las Marchas como del 15M, así como de las luchas mineras, jornaleras, las mareas y un largo etcétera, nació un nuevo ciclo sociopolítico. Sabemos que está agotado, pero hay que reinventarlo y reiniciarlo para facilitar una inmensa movilización global y local contra el trumpismo en sus diferentes versiones.
Nos va la vida en ello como país. La humanidad está amenazada. Los pueblos del Sur global, del que formamos parte, y el conjunto del planeta también. Toca pararlos sí o sí.
Llevo días diciéndolo: quien plantee un pulso contra Diego y Marinaleda lo perderá. Él, como Gordillo o Diamantino del mundo SOC, son inmortales.
Por último, termino pidiendo hasta mil veces: UNIDAD, UNIDAD y UNIDAD. Espero que vuelva la calma y la imaginación para darle la vuelta a todo lo que sabemos que ya ha llegado. Lo que estamos viendo este verano en la Región de Murcia es solo un ensayo y una antesala.
¡Viva la tierra andalusí!
¡Viva Diego Cañamero!
Mi apoyo a las propuestas programáticas y de unidad de Diego Cañamero.
¡¡VIVA ANDALUCÍA LIBRE!!
Mi apoyo total a Diego, lo conozco y hemos coincidido en muchas manifestaciones
Soy de Las cabezas de San juan pero me he manifestado en Madrid en las grandes manifestaciones que se han echo en el 15M
Soy de Podemos desde el minuto 1 que salieron pero ahora pido unidad, si no, estamos acabados